Mejorar la ansiedad con CBD sin perjudicar la salud
Los desórdenes de tipo psicológico, como ansiedad y otros, se han situado a la cabeza de los problemas de salud en la población de nuestro país, que actualmente es el mayor consumidor de benzodiacepinas (ansiolíticos y antidepresivos), por encima de Estados Unidos. En este artículo te contamos todo lo que necesitas saber sobre cómo tratar la ansiedad sin abusar de estas sustancias, en absoluto inofensivas para la salud.
La Organización de Consumidores y Usuarios denuncia la alarmante situación en relación al crecimiento del consumo de benzodiazepinas en España, remarcando que estos psicofármacos tienen importantes efectos secundarios y alto riesgo de dependencia.
Los psicofármacos tratan trastornos cada vez más comunes como la depresión, la ansiedad o el insomnio, entre otros. Son efectivos en el corto plazo; pero, a la larga, son perjudiciales para la salud: además de crear dependencia, no siempre son el mejor tratamiento, como veremos más adelante. Existen otras alternativas para el tratamiento de estos trastornos, y el CBD y sus beneficios se perfila como una de las mejores opciones.
Crecen los problemas de salud mental
Antes de la pandemia, alrededor del 20% de los españoles se encontraba en tratamiento psicológico; después, más del 40% de la población ha acudido al psicólogo por problemas de ansiedad y más de un 30% por depresión.
Más de un tercio de los españoles tiene un problema de salud mental. Los más frecuentes son los Trastornos Mentales Comunes: ansiedad, depresión y somatización; aunque otros como los trastornos de la conducta alimentaria o del comportamiento siguen incrementándose, así como los intentos de suicidio. Es particularmente alarmante el aumento de los problemas de salud mental en la población infantil y adolescente, todo ello según informa el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).
Por otro lado, según el Ministerio de Sanidad, desde 2018 casi la mitad de las consultas en el médico de cabecera están relacionadas con problemas psicoemocionales.
Este aumento de las consultas de salud mental ha incrementado la prescripción y consumo de psicofármacos, que pueden parecer una solución efectiva en el corto plazo, pero a la larga, ni solucionan el problema ni son inofensivos para la salud del paciente.
La precaria situación de la sanidad pública, la falta de atención a la salud mental y los efectos de la pandemia han generado un aumento de los problemas psicológicos y un abuso de psicofármacos en la población general. Es urgente buscar y explorar otras salidas para esta problemática, ya que el incremento de uso de estos fármacos es otra señal más de lo que se conoce como la medicalización de la vida, el consumo de fármacos para solucionar todos los problemas de las personas.
Las pastillas no son la mejor ni la única opción
Las personas con problemas de ansiedad, insomnio y otros trastornos suelen desconocer e incluso quizá rechazar otras opciones que no sean los fármacos. Sin embargo, no todos los perfiles y casos requieren de este tratamiento farmacológico.
Los casos de ansiedad leve deberían tratarse con terapia psicológica, una opción mucho más inofensiva para los pacientes, pero que cada vez es menos viable debido, entre otros factores, a la falta de especialistas de la salud mental. Tratar el origen de la ansiedad es mucho más conveniente que tratar sólo sus síntomas.
Lo mismo sucede con los pacientes con problemas relacionados con el insomnio y la falta de sueño, donde las medidas conocidas como higiene del sueño podrían ser una alternativa más saludable en gran número de casos. Para ello es necesario enseñar a las personas a poner en práctica una serie de recomendaciones para educar el sueño:
- Horarios estables para irse a la cama y levantarse.
- Ni sustancias estimulantes por la tarde (cafeína, azúcar…) ni dispositivos electrónicos por la noche.
- No más de 8 horas en la cama.
- Siestas de 20 o 30 minutos como mucho.
- Ejercicio moderado a diario.
- Ambiente nocturno apropiado (sin iluminación ni ruido excesivos).
Además, otras técnicas de relajación y bienestar han demostrado su eficacia para el tratamiento de alteraciones de tipo psicológico y para mejorar el estado de salud general, como comentamos en el post del enlace.
El CBD para reducir la ansiedad
Uno de los recursos que tenemos para reducir de forma natural la ansiedad y/o dormir mejor es el cannabidiol o CBD, un compuesto no psicoactivo que se obtiene de la planta Cannabis Sativa. Se ha demostrado en numerosos estudios preclínicos y clínicos su gran capacidad para mejorar el estrés y la ansiedad e inducir el sueño y conseguir que sea más profundo. Al reducir los niveles de cortisol, el CBD soluciona problemas de ansiedad y descanso nocturno de forma natural, sin fármacos.
Además, sus propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y antiálgicas (alivio del dolor) son un complemento muy relevante a las ya mencionadas propiedades sedantes.
Varios estudios clínicos en pacientes con trastornos de ansiedad social hallaron que el CBD redujo los niveles de ansiedad con dosis únicas de 400 o 600 mg. Además, varios estudios de imágenes cerebrales revelaron que el CBD altera el flujo sanguíneo en la amígdala, el hipocampo, el hipotálamo y la corteza cingulada, cuatro estructuras cerebrales implicadas en la ansiedad. Por otro lado, varios estudios con animales señalan que el CBD puede reducir también el pánico y los comportamientos compulsivos.
Además, está ampliamente demostrado que el CBD reduce los problemas para dormir y el insomnio, al actuar como un relajante muscular y reducir la ansiedad. De hecho, la US National Library of Medicine recoge en una investigación la firme conclusión de que el CBD mejoró los parámetros de sueño en un 66% de los casos durante el primer mes, y que redujo la ansiedad en un 79%, efectos que se mantuvieron a largo plazo.
El CBD no es adictivo ni tiene efectos secundarios
Por último y muy importante: no se han encontrado efectos secundarios en el uso del CBD. Esto es porque no genera tolerancia en el organismo, según la Fundación CANNA, de investigación científica y análisis de la planta Cannabis Sativa. Esto significa que, una vez se identificada la dosis apropiada en cada caso (y mientras los síntomas no aumenten por factores externos al tratamiento), los efectos serán los mismos y no necesitarás incrementar la dosis progresivamente para seguir obteniendo el mismo resultado, como sí sucede con los psicofármacos, principal motivo de su efecto adictivo. En cambio, el CBD no es adictivo, al no contener THC, como sí ocurre con la marihuana.
Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), el CBD en estado puro ni causa daños ni tiene consecuencias negativas para la salud, ni siquiera en dosis altas.
Aún así, si tomas benzodiacepinas y quieres empezar a tomar CBD para disminuir el uso de psicofármacos, es importante acudir al médico y contar con su supervisión y seguimiento.
Es por todo lo expuesto que, como tratamiento para la ansiedad y otros desórdenes como estrés o insomnio, el CBD resulta ser una alternativa a los tratamientos con psicofármacos, a fin de rebajar el nivel de consumo de estos medicamentos que, lejos de ser inofensivos, pueden ocasionar a largo plazo una cronificación y dependencia severas.
Para ello, serán necesarias nuevas investigaciones clínicas que ayuden a obtener más información sobre cómo actúa el sistema endocannabinoide, ya que una mejor comprensión de este sistema abrirá definitivamente la puerta a nuevas estrategias terapéuticas para este tipo de patologías y para el bienestar general de las personas.